Desnudarte sin tocar, sólo con la mirada,
no el cuerpo no, sino el Alma,
esa que una sumisa protege tanto
que
al ser descubierta se excita
hasta el último poro de su piel,
y
es entonces cuando tiene que huir,
correr a refugiarse a lugar seguro
para refrenar ese deseo de oler,
tocar, morder y hasta arañar.
Buscar orgasmos interminables e intensos,
que
la dejen rendida, deleitarme con los suspiros,
los temblores, y gemidos,
que
hace lo fácil complicado
y
esperar de nuevo a esa magia
casi utópica que se vuelva a repetir.
Estas tumbada, exhausta, rendida,
a
veces no sabes si bendecir o maldecir
el
haber probado esos orgasmos tan fuertes e intensos,
los
cuales te incitan a volver a mi cama,
a
que te castigue y te provoque más...
hasta
quedarte sin aliento, sin fuerzas,
y con mayor deseo aún de Mi.
Luego... miras mi torso,
mi
piel brillando a contraluz,
en
el cual me dibujas con tu dedo,
y
Yo, disfruto observándote ahí,
simplemente sin aliento,
y con mayores deseos de Mi.
AmoBdjoz.